Hoy se celebra el ‘Día Mundial del Síndrome Antifosfolipídico’, y desde la Sociedad Española de Reumatología nos sumamos a la asociación SAF España para aumentar la concienciación sobre esta enfermedad.
El síndrome antifosfolipídico (SAF) es una enfermedad autoinmune sistémica que se caracteriza por la producción de autoanticuerpos (AAF) que actúan contra componentes de las propias células o tejidos, y que, además, puede afectar a distintos órganos. “Se describió inicialmente en 1983 y, aunque se ha avanzado en el conocimiento de los mecanismos patogénicos que conducen a los eventos trombóticos, obstétricos, hematológicos, etcétera., aún queda mucho camino por recorrer en cuanto a la investigación para poder seguir conociendo los mecanismos que dan lugar a los síntomas y diseñar tratamientos dirigidos hacia ellos”, según explica la Dra. Mª José Cuadrado, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología.
Se han identificado algunos factores genéticos y epigenéticos que permiten diferenciar unos pacientes de otros. “Podemos estratificar a los pacientes según fenotipos de laboratorio, síntomas asociados a la presencia de los anticuerpos y factores de riesgo cardiovasculares convencionales. En este sentido, los actuales criterios de clasificación tienen ya en cuenta esta estratificación que conlleva diferencias en el tratamiento”, precisa la especialista en el marco del ‘Día Mundial del Síndrome Antifosfolipídico’, que se celebra el lunes, 9 de junio.
Un mayor conocimiento del SAF
Por su parte, Gustavo Amorós, presidente de la asociación de Síndrome Antifosfolipídico (SAF España), aboga por “seguir dando visibilidad a una patología que está infradiagnosticada y es una gran desconocida incluso, en ocasiones, en el ámbito sanitario”.
Al hilo de esta cuestión, la Dra. Cuadrado enfatiza la importancia de favorecer un mayor conocimiento por parte de los profesionales sanitarios (médicos y enfermeras). “Hay muchas especialidades diferentes a las que estos pacientes pueden ser derivados según los síntomas que presenten (accidente cerebrovascular, trombosis venosa, complicaciones obstétricas, livedo reticularis, afectación valvular cardiaca, trombocitopenia, etc.). No todos los especialistas están familiarizados con ella, de ahí la necesidad de mejorar la formación de los mismos”, precisa, al mismo tiempo que recuerda la existencia de guías de tratamiento actuales que pueden ser de gran ayuda.
En opinión del presidente de SAF España, “es necesario reforzar el mensaje de que se trata de una enfermedad con sintomatología muy variada que, en ocasiones, se pasa por alto. Los pacientes también se deben formar y conocer su patología”. Asimismo, Amorós, solicita “mayor investigación y mayor comprensión y empatía con todos los afectados evitando ser juzgados en los ámbitos sociales, familiares y laborales. Se trata de una enfermedad en la mayoría de los casos invisible, que conlleva discapacidad orgánica imperceptible por el entorno y, por tanto, incomprendida”, denuncia.
Recomendaciones y futuro
En este marco, la Dra. Cuadrado recomienda que las personas que sufren SAF acudan a su reumatólogo/a y sigan sus indicaciones. Asimismo, -puntualiza- “deben conocer bien los factores de riesgo que pueden agravar su enfermedad y el estilo de vida que puede mejorarla. El embarazo es un periodo importante que debe estar bajo la supervisión de los especialistas en Reumatología y Ginecología, con experiencia en embarazos de alto riesgo, y conocedores de las complicaciones asociadas a la presencia de estos anticuerpos”.
Uno de los síntomas más frecuentes del SAF son las complicaciones durante la gestación; sin embargo, “con una adecuada planificación, un estrecho seguimiento y con la terapia habitual se logra el éxito del embarazo en el 70% de los casos”, según precisa la especialista.
Como en otras enfermedades autoinmunes sistémicas, a juicio de la Dra. Cuadrado, “el futuro pasa por seguir apostando por la investigación para conocer mejor los mecanismos que dan lugar a los síntomas y diseñar tratamientos dirigidos hacia ellos. En concreto, habría que utilizar terapias capaces de eliminar o neutralizar los anticuerpos que contribuyen al desarrollo de los síntomas”.