La hiperuricemia se debe a un desequilibrio entre la producción y la eliminación del ácido úrico. Este compuesto es el producto final de la vía del catabolismo de las purinas. A diferencia de la mayoría de los mamíferos, el hombre no dispone de uricasa, lo que impide la degradación del ácido úrico en alantoína, una molécula más hidrosoluble y de fácil eliminación, por lo que la mayoría del ácido úrico se elimina por vía renal. Dentro del riñón, el ácido úrico sufre una reabsorción marcada en el túbulo proximal, excretándose menos del 10% del filtrado en los glomérulos. El mecanismo patogénico de gota más frecuente es la disminución de la excreción renal de ácido úrico (tabla 3). Los resultados de algunos estudios parecen indicar que las mutaciones de diferentes transportadores tubulares (especialmente en GLUT9 y URAT1) podrían explicar las variaciones encontradas en ciertos pacientes gotosos (11).
Aunque en la mayoría de pacientes gotosos no se detecta ninguna causa de la enfermedad (gota idiopática), numerosos fármacos y comorbilidades pueden provocar alteraciones del ácido úrico y desencadenar el proceso patológico (gota secundaria). Los déficits enzimáticos son extremadamente infrecuentes y generan una gota precoz con manifestaciones sistémicas añadidas. La detección de causas reversibles –como fármacos– es de especial relevancia puesto que puede modificar el manejo del paciente.
Tabla 3. Mecanismos patogénicos de la gota.
Tipo | Mecanismo patogénico | Causa |
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Gota primaria | Aumento de la producción de ácido úrico (5-10%) | |
Disminución de la excreción renal de ácido úrico (90-95%) | ||
Gota secundaria | Aumento de la producción de ácido úrico |
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Disminución de la excreción renal de ácido úrico |
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